Las plantas hambrientas pueden alimentarse de sí mismas
Todos conocemos el proceso de la fotosíntesis, un procedimiento que permite alimentarse a las plantas por medio de la transformación de la energía solar en nutrientes ricos en minerales. Sin duda, uno de los mecanismos alimentarios más curiosos que existen que siempre ha sido envidiado por el resto de seres vivos. Sin embargo, no es el único método de las plantas para mantenerse con vida. Un novedoso estudio ha desvelado recientemente que los vegetales pueden sobrevivir en bajas condiciones de luz solar alimentándose de sí mismas. Increíble ¿verdad?
Canibalismo consentido
La autofagia puede definirse como el proceso alimentario utilizado por las plantas en escasas condiciones de luz solar en el que la planta se alimenta de sí misma para poder sobrevivir. La clave radica en los lisosomas, unas células encargadas de devorar nutrientes extras de las células con la finalidad de adquirir la escasa energía que reside en ellas. Eso sí, este proceso únicamente selecciona células que no son estrictamente vitales para el funcionamiento completo de la planta. Asimismo, los lisosomas son capaces de acabar con los componentes tóxicos que estén presentes en las propias células. Hablamos de proteínas dañadas o todo tipo de orgánulos nocivos para la planta.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Tohoku (Japón) ha querido indagar más en un procedimiento tan peculiar como desconocido para la ciencia. A partir de su estudio, los científicos han conseguido demostrar que los cloroplastos vegetales se digieren a grandes niveles en las plantas cuando las condiciones de luz son escasas. La digestión autofágica de las plantas permite que se active un mecanismo en el que el cloroplasto comienza a actuar al mismo tiempo que los niveles de aminoácidos aumentan. Por lo tanto, la planta puede mantenerse en continuo crecimiento durante unos días sin necesitar la presencia de la luz solar. La clave de todo esta investigación radica en conocer todos y cada uno de sus pasos con la finalidad de mejorar el rendimiento de los cultivos.
Para llevar a cabo el procedimiento, los investigadores han basado sus experimentos en la Arabidopsis thaliana, sin duda, la planta más estudiada de la historia si hablamos en parámetros de genética y fisiología. La enorme capacidad de adaptación de esta planta la permite ser bastante interesante desde el punto de vista científico, eso sí, no tiene ningún tipo de interés a nivel culinario.
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